Cada mañana nos levantamos con 86.400 segundos como regalo de vida.
Cuando nos fuimos a dormir por la noche el tiempo restante, no se acumula para el día siguiente.
Lo que no hayas usado ese día, está perdido para siempre.
Cada mañana la cuenta se rellena, pero el Banco puede cerrar la cuenta sin advertirte.
Entonces qué hiciste con tus 86.400 segundos abundantes?
Ayer ya es pasado. Si no los aprovechaste los perdiste.
Mañana será futuro. Aun no te los han dado y no puedes disponer de ellos.
Hoy es cuando tienes 86.400 segundos abundantes para invertir en ti.
Ese tiempo vale mucho más que esa misma cantidad en Euros.
Piensa en ello y recuerda disfrutar cada segundo de tu vida, porque el tiempo corre más rápido de lo que tú piensas.
Te explicare un cuento:
En un viaje por desierto, un viajero inglés vio a un árabe muy pensativo, sentado al pie de una palmera.
A poca distancia reposaban sus camellos, pesadamente cargados, por lo que el viajero comprendió que se trataba de un mercader de objetos de valor, que iba a vender sus joyas, perfumes y tapices, a alguna ciudad vecina.
Como hacía mucho tiempo que no conversaba con alguien, se aproximó al pensativo mercader, diciéndole:
Buen amigo, ¡salud!… pareces muy preocupado. ¿Puedo ayudarte en algo?
Ay! – respondió el árabe con tristeza
Estoy muy afligido porque acabo de perder la más preciosa de las joyas.
Bah! – respondió el inglés
La pérdida de una joya no debe ser gran cosa para ti, que llevas tesoros sobre tus camellos, y te será fácil reponerla.
Reponerla? Reponerla? dijo el árabe
Bien se ve que no conoces el valor de mi pérdida.
Qué joya es, pues? Preguntó el viajero.
Era una joya, como no volverá a hacerse otra.
Estaba tallada en un pedazo de piedra de la Vida y había sido hecha en el taller del Tiempo.
Adornada con veinticuatro brillantes, alrededor de los cuales se agrupaban sesenta más pequeños.
Ya ves que tengo razón al decir que joya igual no podrá reproducirse jamás.
Tu joya debía ser preciosa. Dijo el viajero.
Pero, no crees que con mucho dinero pueda hacerse otra igual?
La joya perdida. Dijo el árabe volviendo a quedar pensativo.
Era un día.
Y un día que se pierde… no vuelve a encontrarse.
UN SABIO DIJO: EL TIEMPO ES ORO Y QUIEN LO PIERDE ES UN BOBO.
Así, que hoy toca, hacerte consciente de observar cómo aprovechas tu día, si te das cuenta que lo estás perdiendo el tiempo.
Toma conciencia y aunque sea meditando o descansando, no pierdas ni un segundo de tu vida.
Hasta mañana. Feliz y abundante día.
Recibe mi energía de amor.
Tu terapeuta del Alma.
M.Jesús